MALPICA, ANTONIO
El abuelo me miró. Y me sostuvo la mirada por tanto tiempo que sentí como si estuviera desnuda frente a todos. Luego, volvió a clavar los ojos en las paredes del jardín. Pero me costó trabajo volver a mi programación. -El jazz es pura libertad. Es la única mñusica que no se ajusta a ningun estándar -dijo sonriente papá-. Volvió a mirarme mi padre. Y escondí la mirada detrás de la pantalla de mi computadora. -¿El jazz es como la vida, Dizzy? -preguntó Olaf. - Más bien ña vida debería ser como es el jazz -respondió papá.