MARTINEZ VELEZ, OSCAR
Elisandro no encaja en su familia; sus padres están preocupados, pues no muestra los rasgos propios de un vampiro normal como ellos: no sabe volar ni le gusta beber sangre. Es tan ajeno a la vida vampírica que, después de que lo expulsan de la escuela, la Hermandad de Vampiros lo llama para enseñarle cómo debe comportarse. Pronto, Elisandro descubre por qué es tan diferente: no es un vampiro; también tiene colmillos, pero sólo surgen a la luz de la luna llena