Nuestro propósito central es promover el mutuo aprecio. Creemos que éste es el objetivo principal de toda buena pedagogía.
Hemos reflexionado en este libro sobre las secuencias didácticas del programa Jugar y Vivir los Valores.
En él hallamos muchas maneras prácticas de auspiciar la estima del uno por el otro en el marco de la comunidad educativa, cuyo centro es la esucela.
El afán al crear este programa ha sido que cada uno se convierta en el horizonte del enaltecimiento del otro.