CÁCERES DÍAZ , LEA NICOLÁS
Tenemos rabia. Rabia ante la invisibilización constante de nuestros abusos. Rabia y miedo de ser agredidas, asesinadas, olvidadas Nos tocaron muchas veces en la calle y vivimos en carne propia el acoso impune. Nos denigraron.
Nuestro testimonio siempre está en tela de juicio, nunca es suficiente.La impunidad del abuso, de la violación, está normalizada y la revictimización constante es insoportable. Aun así, nos odian cuando salimos, en masa, a decirles que ya no toleramos su maltrato, violencia y tortura.