No sabes cuánto ni dónde empezaron los agujeros, pero un día te das cuenta de que los tienes y que, además, tienes ganas de taparlos. Y por eso fumas, bebes o te drogas, dejas de comer o comes muchísimo.
Artículos relacionados
Otros libros del autor
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información