PARDO, EDMÉE
La llegada de Rodrigo fue exactamente al revés de como esperaba, no sólo porque había nacido niño, sino porque en lugar de compartir mi cuarto tuvo uno para él solito, con cosas especiales, con enfermeras que entraban y salían para atenderlo más que en condiciones muy vigiladas: estaba delicado y tenía que conformarme con mirarlo.